En palabras de Victoria Szpunberg, «es una familia desestructurada, con problemas de comunicación entre ellos y, sobre todo, que tienen un trauma muy fuerte porque en el incendio murió una persona muy cercana y querida para ellos. Hay una especie de trauma, donde se combina la culpa y el rechazo hacia enfrentarse con esa muerte».
Vulcano pone el foco de atención en encontrar la veracidad de un relato, en plantear si existe acaso alguno que sea completamente veraz, especialmente cuando la narración es de un evento traumático. Andrea Jiménez, directora de la obra, asegura que «la obra habla de lo difícil que es hablar del daño, del dolor, del trauma. De cómo, para sobrevivir, inevitablemente, generamos relatos y cómo esos relatos, por lo general, tienen ausencias, olvido, o incluso invenciones. Muchas veces, incluso perdemos la conciencia de lo que nos hemos olvidado, de lo que nos hemos inventado. Vulcano retrata como estos personajes acaban intentando buscar la verdad de lo que pasó».
El montaje, que combina el humor con el drama, cobra la forma de una investigación criminal. «Mi intención era acercarme al género criminal, al suspense. Luego esto se ha ido convirtiendo o ha ido dialogando con el tema de la mirada de la cámara y el tema de cómo relatamos, pero la obra tiene una dosis interesante e importante de suspense, en plan género criminal. ¿Quién es el culpable? Y cómo se va dosificando la información poco a poco, para que el espectador esté atento a la expectativa de lo que realmente pasó», comenta Victoria Szpunberg.