La artista explica: «Yo presento, con bastante humor, donde están los males endémicos de ser artista en artes vivas en Galicia, lo que vale para muchas otras partes de España, pero yo hablo de mi contexto. En Galicia es muy precario porque casi no hay tejido cultural para ciertas propuestas contemporáneas. Por ello, sobrevivir y dedicarte a esto lo sientes casi como una enfermedad o una maldición». Confiesa también que «juego con el apego a una cierta forma de vida, de ser galega: comer y beber bien, tener tiempo y calidad de vida, cosas que no te da la ciudad; pero luego está la parte oscura, la vida cultural en Galicia deja mucho que desear, hay mucha desatención, hay un vacío, desde la crisis económica a mis 40 años, que ha sido un páramo muy grande a nivel creativo».
Por todo ello, concluye que «estamos doloridas las artistas galegas, tenemos una pena grande, porque se nos han pasado los años, la juventud, intentado luchar por un camino creativo un poco diferente al convencional (no digo que tenga que ser espectacular), un camino en los márgenes».
Roland mon amour, producción del Centro Dramático Nacional con Cris Balboa y el Centro Dramático Galego, podrá verse en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero desde el 21 de marzo y hasta el 20 de abril. Además, habrá dos funciones en gallego con sobretítulos en castellano los días 15 y 16 de abril.